Se trata de un queso no madurado de un intenso color blanco y que normalmente no tiene corteza. El aumento de su consumo y el reconocimiento han hecho que haya traspasado las fronteras de la provincia para llegar a ser uno de los quesos mas apreciados en Europa.
El queso fresco de Burgos es inigualable debido a las sensaciones que evocan su aroma y su suave sabor lechoso.
En ocasiones se usa como ingrediente de numerosas recetas. No puede faltar en el “postre del abuelo” acompañado con miel y nueces.