Las pasas se obtienen de la deshidratación de la uva de moscatel fresca. Se utilizan en muchos postres, pero también aportan valiosos toques de sabor en toda clase de guisos y elaboraciones. Tienen una textura suave y carnosa y un gusto extremadamente dulce. Las pasas tienen propiedades altamente energéticas.
El moscatel de grano grande más extendido en las viñas de la Marina Alta es el moscatel de Alejandría, también conocido como moscatel romano. Su cultivo en estas tierras es muy antiguo y está ligado a la actividad agraria de todas las civilizaciones que las poblaron desde la dominación de la Roma imperial.
La pasa de Dénia se distingue de la del resto de regiones productoras del mundo por su proceso de secado. Durante siglos se ha venido utilizando una técnica tradicional, “l’escaldà”, que acelera el secado del fruto. Consiste en introducir la uva recién cosechada durante unos segundos en un caldero en el que hierve una mezcla de agua y sosa cáustica, el “lleixiu”. La breve inmersión provoca el resquebrajamiento de la piel del fruto. Posteriormente, los racimos se extienden sobre cañizos y se dejan secar al sol.
La producción de uva-pasa fue la principal fuente de riqueza de los pueblos de la comarca de la Marina Alta durante más de 200 años. Desde el puerto de Dénia salían cada año veleros y vapores cargados con miles de toneladas de pasas que abastecían los mercados de Liverpool, Nueva York o el norte de Europa. Las viñas de uva moscatel se extendían desde la costa al interior, formando paisajes infinitos. Esta actividad dejó como legado una construcción agraria singular en los campos, el riurau. Se trata de espacios cubiertos en donde se disponían los cañizos con las uvas para protegerlas de la lluvia y la humedad.
De la uva moscatel se ha elaborado tradicionalmente un vino muy dulce, la mistela, y en los últimos años han surgido vinos blancos secos y dulces de alto nivel.