El atún ha de desangrarse bien colocándolo durante unos diez minutos en abundante agua y sal. Una vez desangrado, se lava bien para eliminar todo residuo de sal y se corta en láminas de un centímetro, aproximadamente, o en trozos no muy grandes.
Se elabora un majado con los ajos pelados y picados, media o una pimienta picante -según gusto-, y el pimentón y la punta de una cuchara de comino machacado. Se pone aceite y se remueve muy bien para formar una pasta ligeramente líquida, a la que se añade el tomillo, el laurel, el orégano y finalmente el vino y el vinagre. En algunos lugares se utiliza sólo un vaso entero de vinagre. En este caso, el vino es sólo opcional para disminuir algo el ácido acético, según sea el gusto que se prefiera. Se sala con precaución (es preferible rectificar en el plato y acasi elaborado que pasarse inicialmente).
El atún se baña en este preparado, que se deja al menos 24 horas en la nevera en maceración.
Para elaborarlo, se sacan los trozos y se fríen para, seguidamente, colocarlos en una bandeja. En el aceite en que se ha frito el atún se vierte el resto del adobo, se deja reducir un poco y, pasándolo por un colador, se vierte como salsa sobre el pescado.