La Iglesia Fortaleza de la Asunción, el Mercado y los restaurantes donde puedes probar los excelentes langostinos de Vinaròs, sus 25 playas y recónditas calas (algunas de ellas aptas para perros), el paraje natural de la Serra del Puig con sus olivos milenarios o la fiesta del Carnaval de Vinaròs, son algunas de las razones por las que te recomendamos viajar a Vinaròs, capital gastronómica de la Costa del Azahar y capital administrativa del Bajo Maestrazgo. Sin embargo, sabemos que lo que te hará sentir mejor, es nuestro estilo de vida mediterráneo: la vida en la calle, la conversación con los vecinos o algo tan simple como es, pasear mientras inspiras la brisa marina que se respira en todo los rincones de Vinaròs.
Si hablamos de gastronomía los pescadores, agricultores, productores, panaderos, pasteleros y cocineros son los auténticos protagonistas. La tradición marinera unida a la riqueza de hortalizas y verduras de su agricultura aportan una amplia variedad de sabores y aromas a su mediterráneo recetario de cocina. Los arroces, pescados y mariscos, junto al langostino de Vinaròs de reconocida fama en el mundo gastronómico por su sabor y calidad, son la base culinaria de los más variados y sabrosos platos que seguro te atraparán.
Tierra de la comarca del Maestrazgo, situado entre dos regiones la valenciana y la catalana, sus gentes mezclan tradición e innovación en todo aquello que realizan. La gastronomía es un buen ejemplo, recogiendo de la tierra y el mar sus productos más preciados, para transformarlos en una cocina deliciosa: arroces, langostinos, anchoas y sardinas, fideuá, etc y de postre una de dulces para los más golosos: cocs y pastissets artesanos, o fruta de la tierra, destacando como no, nuestras naranjas. Además, posee un tesoro ancestral, los olivos milenarios, que enraizados en el Maestrazgo hace muchos siglos, nos devuelven un aceite cargado de aroma, sabor y emotividad histórica.
Vinaròs es una ciudad alegre y abierta, que durante todo el año mantiene sus tradiciones convertidas en motivos de fiesta, vive y crece al lado del mar, donde descansan las barcas de pesca que cada día salen a faenar y regresan con el crustáceo más reconocido, el langostino de Vinaròs.